En el ámbito empresarial, la creación de valor es un principio cardinal para alcanzar el éxito. Según Porter (1985[1]), el valor en los negocios se define como la diferencia entre los beneficios percibidos por los clientes y los costos incurridos para crear ese producto o servicio. En el contexto actual, caracterizado por un entorno dinámico y competitivo, las oportunidades para generar valor son numerosas y variadas, lo que abre un amplio espectro de posibilidades para que los emprendedores impacten positivamente en la vida de las personas.
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[1] Porter, M. E. (1985). Competitive Advantage: Creating and Sustaining Superior Performance. Free Press.
La percepción de valor es un concepto fundamental que exploraremos en mayor profundidad en la sección de Mercadotecnia, debido a su relación con múltiples aspectos tanto internos como externos de los consumidores. Ya que la percepción de valor se ve influenciada por una amplia gama de factores, incluidos las experiencias previas, los valores personales, las creencias, el estado de ánimo, y una variedad de elementos externos.
Es crucial comprender que los productos y/o servicios que definas pueden generar valor de diversas maneras, y es precisamente esta versatilidad la que distingue a los negocios más exitosos. Diversificar las formas en que se ofrece valor no solo maximiza los ingresos, sino que también amplía el alcance del negocio en diferentes mercados.
Las ideas en sí mismas son económicas, pero para crear valor real, es esencial transformar esa idea en una oferta funcional. En el ámbito de los negocios, se suele aconsejar que, al tener una idea, es crucial protegerla. No obstante, antes de invertir en la protección de una idea, es fundamental evaluar si existe un mercado potencial y si la idea será aceptada y viable.